jueves, 24 de marzo de 2011

De bajo el anda


Era un Domingo de Ramos de 1993, he olvidado la mayoría de los detalles, pero afortunadamente ésta cansada memoria almacena aún algunos detalles. Tenía nueve años y era aspirante a cargar a las bellas imágenes de pasión que se procesionan en las viejas calles de nuestra Guatemala.


Era medio día y acompañaba a mi abuelo, quien ya no carga, a llevar en hombros a la en ese entonces venerada imagen de Jesús Nazareno de los Milagros. Durante el recorrido del cortejo y para ser exactos en su paso por catedral metropolitana, la bella escultura sería consagrada por quien en vida fue monseñor Prospero Penados del Barrio, ex arzobispo de la iglesia en nuestro país.


Mi abuelo, como todos los domingos de ramos, se puso su túnica y con aquel entusiasmo que lo caracterizaba se encaminó a hacerle encuentro a Jesús de los Milagros, yo iba con él. Casualmente mi abuelo cargaba el último turno de cucuruchos previo al rito de consagración ya que serían el Escuadrón de Romanos, los que tendrían el honor de colocar las andas frente a catedral previo al ritual.


Recuerdo haber escuchado el toque de fanfarreas que ejecutaron los alumnos del Colegio San Sebastián frente a la Plaza de la Constitución. Mi abuelo se formó para recibir su turno, yo quede junto a su lado y como él lo acostumbraba me dio un pequeño jalón de brazo para que yo me colocará debajo del anda.


Me resultó impresionante ver el alto de ese imponente mueble. Recuerdo haber pensado, si el anda cayera al suelo yo podría quedarme parado y no me pasaría nada. Y así acompañé a mi abuelo en ese lindo turno y en ese histórico momento. Él junto a otros cien hombres, fueron los últimos en llevar en hombros a Jesús de los Milagros, sin que esta imagen fuese consagrada.