El rostro de Jesús (parte uno)

A traves de este texto que consta de varias partes, ustedes hermanos cucuruchos conoceran un poco más acerca de nuestras hermosas imágenes de pasión.

Cada año con la llegada de la tercera luna llena, florece el colorido de una tradición ancestral, el aroma a corozo, el perfumado incienso, el morado penitente que se enluta con la llega de Viernes Santo, las notas tristes de un pentagrama convertidas en solemnes marchas fúnebres son tan sólo unas de las múltiples características que conforman una tradición, transmitida de generación en generación en la Guatemala de ayer, de hoy y de siempre.

Así es como año con año, el sábado que antecede al domingo de Ramos, el Nazareno de la mirada dulce, Jesús del Consuelo, sin duda una joya neoclásica de la imaginería guatemalteca de fines del siglo XIX, esculpida por los hermanos Lanuza, sale en recorrido procesional a impartir bendiciones a miles de feligreses, quienes le esperan ansiosamente, en las calles del centro histórico de una Guatemala mística y urbana.

No cabe duda que Jesús del Consuelo es quien inaugura la Semana Santa de los guatemaltecos, cuando en punto de las once de la mañana con el sonar de los timbales y con la interpretación de la marcha oficial compuesta por Fray Miguel Murcía titulada Jesús del Consuelo, inicia el recorrido procesional de mas de doce horas.