martes, 30 de marzo de 2010

Semana Mayor


Texto publicado en elPeriódico (Sección cultural)

Historia, arte, cultura, fe y tradición. Una expresión colectiva del pueblo guatemalteco y de su identidad.

Por: J. Oquendo/JM. Castillo
elPeriódico

Desiertos de aserrín teñido con añelina de colores vivos, como textiles indígenas. Gruesas alfombras extendidas al infinito por avenidas. El aroma a pino, corozo, mirra e incienso chamuscados. Las comidas de la época. Un tono violeta cubriendo ventanales de esquina y cuadras enteras. Ritmos acompasados de solemnidad en bandas de medio centenar de integrantes y un mar de devotos en las filas de los cortejos.

La orfebrería de los estandartes y ciriales de cada compañía y hermandad, lanzas, escudos, cascos romanos. Levantacables cuidando el tendido eléctrico flotante. Entre el humo un anda de cien brazos con finos detallados de madera representando la pasión de Cristo. Un rictus de dolor en el rostro de los cargadores mientras el Nazareno se mece en un vaivén rodeado de elementos simbólicos inherentes al mensaje de cada cortejo procesional.

Así cabe recordar que en septiembre de 2008 se declaró la Semana Santa en Guatemala como Patrimonio Cultural Intangible de la Nación por la UNESCO. Un cierto misticismo rodea siempre esta fecha, y no por referirse a una religión o expresión dogmática en sí, sino a un encuentro con lo misterioso: una representación estética de Jesús recorriendo las calles de una ciudad, un pueblo, para implorar por una paz terriblemente anhelada. El cortejo procesional se refleja en el devoto, en el penitente, en el miembro de una hermandad, en el espectador, y hasta en el extranjero. Cada uno de los asistentes tiende a una reacción íntima hacia una procesión: desde los fanáticos religiosos, pasando por el cristiano y el maya, hasta los más ateos y agnósticos. En fin, esta tradición instaurada desde la Colonia ha sido y es una realidad perteneciente al guatemalteco: una época de reflexión espiritual, de reunión y solemnidad.



Marchas fúnebres


La Semana Mayor reúne una gran cantidad de elementos artísticos guatemaltecos: decoración de andas, adornos procesionales, interpretación de marchas fúnebres, creación de túnicas, etcétera. El chapín toma durante una semana al año un momento para reflejar una expresión que no solamente es de fe, sino también cultural. De estas manifestaciones, se mantienen registros de décadas, en su mayoría archivos fotográficos, y recientemente se ha comenzado a estudiar la música cuaresmal producida en el país.

Hablar de Semana Santa en Guatemala es también hacer mención de marchas fúnebres. El guatemalteco Luis Gerardo Ramírez Ortiz, en su libro ‘Días de Muerte y Gloria’, indica que las Marchas Fúnebres Cuaresmales son “ante todo expresiones de religiosidad popular, y tienen como fuente los distintos elementos constitutivos que conforman y estructuran estas manifestaciones de fe (las procesiones)”.

La información que se tiene sobre la música sacra es muy escasa. “Las marchas cuaresmales llevan un título el cual tiene su historia y circunstancia. Este en la mayoría de los casos es anecdótico, transmitido oralmente y carente de documentación escrita”, sostiene Ramírez en su obra.

Consultado Edgar Cabnal, investigador de biografías de compositores de marchas, expresa que es difícil conocer a ciencia cierta obtener los orígenes de las marchas en Guatemala. El experto indica que la música cuaresmal fúnebre, como se conoce hoy en día, tiene sus orígenes en los principios del siglo XX. Aunque se tiene conocimiento que hay marchas escritas con anterioridad, fue a partir de esa fecha que la música sacra empezó a tomar relevancia en el país.

“Una de las marchas más antiguas que están documentadas es ‘La Fosa’ de Santiago Coronado, la cual se sabe fue escrita en 1898”, dice el experto. Entre otros autores pioneros en la composición de marchas destacan Salvador Iriarte Morales, autor de ‘Señor de la Merced’ y ‘Marcial Prem’, quien compuso la Marcha Fúnebre número tres. “Es impensable pensar en la Semana Santa en Guatemala, sin hacer mención de las marchas fúnebres. Una procesión es una serie de elementos que se conjugan y si falta uno de estos se pierde solemnidad”, concluye Cabnal.

Entre los estrenos de este año de marchas fúnebres se contó con ‘Dolorosa de San Bartolo’, del compositor guatemalteco Joaquín Vega Ortiz; adaptación ‘A mi Virgen de la caridad’, del español Alfonso Rodríguez Baena; ‘Caridad de Guadalquivir’, de Paco Lola; y ‘En la cruz’, del guatemalteco Benito Salazar, que no se interpretaba hacía años.

Foto: Semana Santa en línea

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