El esperado humo blanco se hizo
presente hoy en ciudad de Vaticano. Miles de feligreses esperaban con ansias la
fumarola blanca, que anunciaría que la madre iglesia católica tenía de nuevo
cabeza. Acá en la distancia, a miles de kilómetros de Santa Sede, reconozco
haber experimentado mucha emoción. Afortunadamente la globalización tecnológica
me permitió, al igual que a millones de personas en el mundo, presenciar el
acontecimiento en tiempo real, pese a la distancia física.
Espero que el Santo Padre, le
traiga esperanza y fortaleza a la madre iglesia. Espero del sumo pontíficie,
bondad, compasión y amor para la iglesia. Espero del sucesor de Pedro un digno
representante de Jesús en la tierra, pues estoy convencido que si el nuevo
Papa, profesa los principios cristianos, esos de incomparable nobleza, amor y
caridad, el Santo Padre, le podrá dar a la feligresía, lo que tanto anhelamos.
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