También Publicado en Condado News por Juan Manuel Castillo
Aunque no se sabe a ciencia cierta cuando se empezó a celebrar la cuaresma; existen documentos que datan de siglo IV, que hablan de la práctica de la misma; el cual se remonta, a los cuarenta días de ayuno, de Moisés, de Elías y sobre todo de Jesucristo.
En el capitulo cuarto, de los versículos del uno al once, del evangelio según San Mateo, podremos encontrar, las tres tentaciones que Satanás le hizo a Jesús en el desierto, cuando este paso cuarenta días y cuarenta noches sin comer ni beber.
La cuaresma como celebración de la vida, muerte, y resurrección de cristo está influida por las diferentes culturas que adoptan el cristianismo como religión. Por ejemplo el ayuno que caracteriza la época es una costumbre judía, que esta unida a la tradición teológica de sacrificio.
“La cuaresma es el tiempo privilegiado de la peregrinación interior hacía aquél que es la fuente de la misericordia. Es una peregrinación en la que él mismo nos acompaña a través del desierto de nuestra pobreza, sosteniéndonos en el camino hacía la alegría intensa de la pascua” expreso el papa Benedicto XVI en el mensaje dirigido a la comunidad cristiana durante 2006, acerca de la cuaresma.
Miércoles de Ceniza
Amanece, el misticismo y la algarabía invaden sin razón aparente los alrededores de
El templo se encuentra lleno, la devoción y el fervor religioso que caracteriza a esta bella época no se hace esperar. En algunas residencias empiezan a sonar las primeras marchas fúnebres del año, mientras que en otros hogares ya se puede respirar aquel aroma a corozo e incienso que suele poner la piel de gallina ha muchos guatemaltecos… se trata del miércoles de ceniza, día que da inicio la cuaresma.
Federico Rodríguez, párroco de la iglesia de Santa Catarina, explica que la ceniza impuesta durante la celebración inaugural de esta época, es producto de la incineración de las palmas utilizadas el Domingo de Ramos del año anterior.
Clara Luz Mazariegos de Serrano, una feligresa católica que reside en la comunidad de Santa Catarina Pinula, asegura vivir con mucha fe y devoción la cuaresma. Dicha práctica data del siglo X y sirve para simbolizar el inicio de los cuarenta días antes de la celebración de la pascua judía.
El párroco, resalta la importancia de esta temporada del año, pues la misma conduce a
Una época de penitencia y transformación
Como es de esperarse durante
Procesiones, viacrusis, elaboración de alfombras, estas son tan sólo algunas de las múltiples manifestaciones de fe, que los habitantes de Santa Catarina Pinula externan durante la cuaresma que caracteriza a los guatemaltecos.
Pero este tipo de celebraciones, aunque poseedoras de una gran riqueza cultural, no representan la columna vertebral de la cuaresma. A criterio de Rodríguez lo más importante es el participar en los actos puramente litúrgicos, tales como la cena del señor el Jueves Santo, los santos oficios de Viernes Santo, celebraciones eucarísticas etc.
Bajo ninguna perspectiva se debe perder de vista, que la cuaresma representa una época de penitencia, transformación y reconciliación con Dios, por lo que es importante no desvirtuarla.
El religioso explica que una de las características más hermosa de la época son las expresiones de amor que la comunidad tiene para con el creador, pues a pesar de tratarse de que el pueblo que está conciente de ser pecador, manifiesta su arrepentimiento y penitencia durante la cuaresma, “reconocemos que le hemos fallado al señor pero que en medio de esas fallas le amamos”, asevera.
De generación a generación
La cuaresma es una época del año, que se vive de manera especial en nuestro país, el fervor religioso deambula por las calles, se inhala y se transpira en cada rincón de la Guatemala de hoy de ayer y de siempre.
Las procesiones son una de las tradiciones que mayor crecimiento y aceptación ha tenido por parte de la comunidad cristiano católica guatemalteca, A criterio de Ramírez las mismas han tenido un gran relieve por la solemnidad que las caracteriza, pero estás deben estar bien encaminadas para llevar a la conversión.
Clara Luz Mazariegos de Serrano, resalta la importancia de preservar estas tradiciones que caracterizan la idiosincrasia de las y los guatemaltecos, además asegura que dichas prácticas deber ser inculcadas en los infantes del presente, para que puedan ser transmitidas de generación a generación, tal como ha sucedido hasta hoy.
Por lo que el olor a incienso, corozo, las notas tristes de un pentagrama convertidas en marchas fúnebres, el morado penitente que se enluta con la llegada del Viernes Santo, son tan sólo unas cuantas representaciones externas de fe que caracterizan
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