Cada miércoles de Ceniza, los católicos y sobre todo los
cucuruchos nos llenamos de una emoción inexplicable. Con la imposición de la
ceniza en nuestras frentes inicia una Cuaresma más, un tiempo de meditación, de
penitencia y de conversión, pero también un tiempo de colorido, de sabores, de característicos aromas. Los cucuruchos
desempolvamos nuestras túnicas, nos las medimos, las planchamos y las lucimos
durante la Cuaresma y la Semana Santa.
El fin de semana pasado fue el segundo de este tiempo bendito,
el evangelio de la misa dominical fue una exhortación a escuchar a Jesús. “Este
es mi hijo bien amado escúchenlo”. Pero ¿Cómo escuchar al redentor? Cómo escucharlo
si no lo vemos. Muchas veces nuestra miopía no nos permite ver a Jesús, no nos
permite ver que Jesús está entre nosotros, en nuestras casas, en la mirada
amorosa de nuestra pareja, en nuestros hijos, en el prójimo y hasta en el
enemigo.
Jesús vino a nosotros y se quedó entre nosotros, esa fue su
promesa materializada en la Eucaristía. El señor habita en cada uno de
nosotros. Cristianos, católicos, cucuruchos tengamos la sensibilidad para ver a
Jesús en la mirada del prójimo, reconozcamos a Cristo en cada esquina,
reconozcamos su amorosa mirada en la del
indigente, en la de ese compañero que tan mal nos cae.
Es tiempo de dejar el odio atrás, de incitar a la violencia.
Escuchemos a Jesús, lo que realmente quiere, lo que predicó. Otra de las
lecturas de ayer, nos decía que no debemos enorgullecernos de lo que debería de
avergonzarnos. ¿Debo enorgullecerme de mi soberbia? ¿De mi intolerancia? El
llamado es la conversión a intentar ser mejores personas, a caer y a levantar.
En lo que a nuestras tradiciones se refiere puedo asegurar
que el segundo fin de semana de Cuaresma fue sublime, no faltaron las marchas,
la fraternal convivencia con hermanos cucuruchos y por supuesto no faltaron las
procesiones, legado imperecedero de nuestra Guatemala.
Con el paso de los días de Cuaresma, con la salida y
posterior entrada de nuestras procesiones, también acrecienta la inevitable
verdad de que este tiempo vino para irse y que la espera, la cuasi eterna
espera del cucurucho irremediablemente empezará. Disfrutemos esta época cucuruchos, pero no sólo a lo externo, tratemos de ofrecer nuestra conversión en cada turno y en cada marcha.
Foto: Ingresó de Jesús Nazareno de la Justicia al templo del Calvario (Domingo 24-02-2013, 21:45 horas)