Hoy escribiré de la Cuaresma, pero desde una perspectiva
folclórica, pues la visión espiritual es personal y varía de acuerdo a cada
persona. Cuando era niño esperaba con ansias la Semana Santa. La imagen que tengo de la Cuaresma, es
aquella larga espera para vestir mis mejores galas moradas. Asoció el primer
Domingo de Cuaresma con el cartabón infantil mercedario y de Candelaria.
También lo asoció con los mangos de
pashte y con una que otra marcha fúnebre.
Para mí la Cuaresma era la espera, y por consiguiente quería que
transcurriera rápido, pues sólo al terminar este periodo vendría la semana tan esperada. Crecí y
adquirí cierta independencia y empecé a notar actividades de la Cuaresma que me
gustan tanto como la Semana Mayor.
En 2008, mi hermano y un grupo de amigos empezamos a ir
todos los viernes de Cuaresma, a excepción de la primera semana, que íbamos sábado
porque la velación era ese día, a las aldeas que se encuentran a inmediaciones
de la Antigua Guatemala. El objetivo: presenciar los hermosos altares de
velación que, las parroquias que
organizan cortejos que recorren las calles
de esa ciudad, hacen como antesala a la procesión.
Cada hermandad se esfuerza y ofrenda a la imagen que saldrá
en procesión el domingo siguiente, frutas, flores, animales. Dicha imagen, de Jesús Nazareno, se pone al culto popular y
la decoración tiene un mensaje bíblico con un telón de velación tridimensional.
Además muchas parroquias realizan conciertos de marchas fúnebres durante toda
la Cuaresma. También está la Feria del Turno que organiza el Consejo Pro
Tradiciones Cuaresmales. Esas son tan sólo algunas de las muchas actividades
que se llevan a cabo en la Cuaresma.
Ahora disfruto la Cuaresma y siento pesar, uno muy grande,
cuando esta se termina. Extraño las velaciones, los conciertos y la emoción de
estar en Cuaresma, de ser parte de nuestras tradiciones. Ya se fue el primer
domingo, ya sólo nos quedan cuatro para disfrutar de este hermoso tiempo. Ayer
se salió en procesión Jesús del Consuelo en Guatemala y Jesús de la Salvación
en Santa Catalina Bobadilla, Sacatepéquez.
La Cuaresma es tan efímera que hay que aprovecharla al máximo.
Foto: Velación de Santa Catalina Bobadilla (primer Viernes de Cuaresma 15-02-2013)
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