lunes, 25 de febrero de 2013

Reflexión cuaresmal


Cada miércoles de Ceniza, los católicos y sobre todo los cucuruchos nos llenamos de una emoción inexplicable. Con la imposición de la ceniza en nuestras frentes inicia una Cuaresma más, un tiempo de meditación, de penitencia y de conversión, pero también un tiempo de colorido, de sabores, de característicos aromas.  Los cucuruchos desempolvamos nuestras túnicas, nos las medimos, las planchamos y las lucimos durante la Cuaresma y la Semana Santa. 

El fin de semana pasado fue el segundo de este tiempo bendito, el evangelio de la misa dominical fue una exhortación a escuchar a Jesús. “Este es mi hijo bien amado escúchenlo”. Pero ¿Cómo escuchar al redentor? Cómo escucharlo si no lo vemos. Muchas veces nuestra miopía no nos permite ver a Jesús, no nos permite ver que Jesús está entre nosotros, en nuestras casas, en la mirada amorosa de nuestra pareja, en nuestros hijos, en el prójimo y hasta en el enemigo.

Jesús vino a nosotros y se quedó entre nosotros, esa fue su promesa materializada en la Eucaristía. El señor habita en cada uno de nosotros. Cristianos, católicos, cucuruchos tengamos la sensibilidad para ver a Jesús en la mirada del prójimo, reconozcamos a Cristo en cada esquina, reconozcamos  su amorosa mirada en la del indigente, en la de ese compañero que tan mal nos cae.

Es tiempo de dejar el odio atrás, de incitar a la violencia. Escuchemos a Jesús, lo que realmente quiere, lo que predicó. Otra de las lecturas de ayer, nos decía que no debemos enorgullecernos de lo que debería de avergonzarnos. ¿Debo enorgullecerme de mi soberbia? ¿De mi intolerancia? El llamado es la conversión a intentar ser mejores personas, a caer y a levantar.

En lo que a nuestras tradiciones se refiere puedo asegurar que el segundo fin de semana de Cuaresma fue sublime, no faltaron las marchas, la fraternal convivencia con hermanos cucuruchos y por supuesto no faltaron las procesiones, legado imperecedero de nuestra Guatemala.

Con el paso de los días de Cuaresma, con la salida y posterior entrada de nuestras procesiones, también acrecienta la inevitable verdad de que este tiempo vino para irse y que la espera, la cuasi eterna espera del cucurucho irremediablemente empezará. Disfrutemos esta época cucuruchos, pero no sólo a lo externo, tratemos de ofrecer nuestra conversión en cada turno y en cada marcha. 
Foto: Ingresó de Jesús Nazareno de la Justicia al templo del Calvario (Domingo 24-02-2013, 21:45 horas) 

   

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